¿Qué es y cómo funciona?

La Inteligencia Artificial Generativa (IAG) se basa en métodos de aprendizaje automático y deep learning. Eso quiere decir que aprende de contenido ya existente, como por ejemplo imágenes, vídeo, música, voz, texto, etc.) para generar contenido totalmente nuevo.

Esta capacidad de creación comporta un gran potencial para promover cambios revolucionarios en multitud de sectores y mejorar la productividad humana.

Según la consultora Gartner para el año 2025 se prevee que la IAG represente el 10% de todos los datos producidos, frente a menos del 1% que representan en la actualidad.

Los beneficios que aporta esta tecnología son múltiples. Por ejemplo:

- Sector salud:
• Se podría comparar una radiografía de un paciente con imágenes de órganos sanos para detectar rápidamente tumores cancerígenos, con el ahorro en tiempo y costes que ello conlleva.
• Facilitar el desarrollo de medicamentos.

- Sector empresarial:
• Una marca de ropa mediante la cargar del historial de sus colecciones y en base a eso, siguiendo la lógica, la IAG podría ayudar a crear una colección nueva.
• Desarrollo de software podría colabora al automatizar aspectos de la codificación manual

- Sector financiero:
• Mejorar la protección de datos mediante la creación de conjuntos de datos sintéticos que actúa rían como barreras de privacidad (se asemejan a los datos reales, pero no tienen datos personales identificados del individuo)

El gran problema que presenta esta tecnología es que también se puede usar de forma indebida para crear DeepFakes, es decir, la creación de archivos de voz, imagen o video manipulados que parezcan originales, auténticos y reales. Lo que daría lugar a la generación de fotos y videos de apariencia realista en los cuales las personas pueden decir y hacer cosas que en realidad no dijeron.

Para tratar de evitarlo hay que manejar esta tecnología con políticas y prácticas de seguridad y gobernanza.