El reto mundial de los residuos plásticos marinos comprende un conjunto de ochenta y tres millones de toneladas de residuos plásticos acumulados en los océanos. La recuperación de materiales plásticos ya presentes en el océano es una tarea compleja y costosa.

El proyecto Maelstrom financiado con casi seis millones de la Comisión Europea, provenientes del programa de investigación H2020, reúne a diferentes entes, desde centros de investigación y empresas de reciclaje a científicos marinos y expertos en robótica, para aprovechar la integración de tecnologías complementarias para la eliminación sostenible de la basura marina en diferentes ecosistemas costeros europeos.

Mediante un robot que permite llegar al fondo marino de lagunas y zonas costeras, hasta 20 metros de profundidad, tiene integrados unos sensores que identifican los residuos plásticos que se encuentran en el fondo marino y mediante un conducto de succión de unos 150 mm de diámetro para recoger los restos de tamaño más pequeño y, también, de una pinza hidráulica para agarrar objetos más grandes de hasta 200 kilos, como neumáticos, cajas, secciones de barcos hundidos o redes de pesca retira toda la basura encontrada y a partir de aquí ésta es transportada a una planta donde se identifican los plásticos, se separan por tipo de material y estos se reciclan.

El primer lugar en el que se está utilizando este robot es en Venecia, en la que los canales son uno de sus mayores atractivos, el agua que corre por sus canales, y que ha dictado el destino y el devenir de esta ciudad también sufren las consecuencias de grandes cantidades de residuos plásticos que se alojan en sus fondos marinos.

El robot se ha sumergido por primera vez a dos metros de profundidad y se ha probado cómo se mueve en el espacio de trabajo realizando movimientos de traslación y de rotación. Con esta solución se ha dejado completamente limpio el canal en el que se iniciaron las pruebas y se pretende ampliarlo a más zonas de Venecia.